miércoles, 7 de abril de 2010

                                      En la boca del lobo


Había oído en el pueblo hablar de un hombre solitario que nunca sale de su casa. Decían que él es el séptimo hijo de una numerosa familia que vivía hace años en aquella pequeña casa junto al bosque. Una familia que desapareció de repente sin que nadie supiera por qué.
Escuchar que digan que en las noches de luna llena, ruidos extraños surgían de la casa de esta hombre, no era algo raro en este pequeño pueblito.
Algunos decían que era un hombre lobo, otros que había enloquecido cuando su familia lo abandonó, y otros, creo yo las más desquiciadas, pensaban que el diablo se había apoderado de su cuerpo.
A muchos vecinos el echo de no saber cuál era realmente el misterio que guarda este hombre, les producía miedo, pero a mi, al ser un periodista investigador, me causaba mucha intriga.
Decidí indagar bien sobre el lugar donde vivía el misterioso, y tomando precauciones, pero sin volverme supersticioso, me dispuse a ir a ese lugar con mi cámara fotográfica, y ver si podía captar alguna imagen interesante sobre el tema.
Al llegar vi que el lugar era particularmente tenebroso, porque a demás de tener en cuenta el echo de que estaba en mi coche en un camino desconocido en el medio del bosque, empeoraban la escena la niebla, la noche, el frío y la luna llena.
Iba en el automóvil con miedo y las luces del auto tenues para no llamar demasiado la atención. El motor se detuvo por el frío que hacía y un hombre golpeó a mi ventanilla. Estaba lastimado y con la ropa rasgada, y me suplicó que lo acercara hasta su casa. Al ver la desesperación que expresaban sus ojos, no pude hacer más que acceder a su petición.
El pobre hombre me indicó el que siguiera por ese sendero, que a pocos metros se encontraba su casa. Intenté que me dijera porqué se encontraba en ese estado pero no pronunció palabra alguna. Cuando llegamos al lugar que el extraño me había indicado como su hogar, me exalté al observar que coincidía con la descripción que los pueblerinos me habían dado sobre la guarida del misterioso hombre, pero intenté conservar la cordura y la calma.
Las nubes comenzaron a disiparse cuando el desvalido bajó de mi vehículo, y entre ellas iba apareciendo de a poco la luna llena. Al despejarse del todo miré con temor al hombre, para observar si tenía alguna reacción con lo que estaba pasando, y ver lo que le estaba ocurriendo fue lo más horrible que jamás había visto en toda mi vida: su piel se destrozaba, y con las garras que le habían salido en las manos, se las arrancaba del cuerpo, ese cuerpo que dejaba de se el de un humano para convertirse en el de una bestia. Su rostro comenzó a desfigurarse y a convertirse en el de un animal. Al finalizar esa metamorfosis que había sufrido el hombre, pude ver que se había convertido en una especie de perro endemoniado de tamaño colosal.
Intenté arrancar el motor de mi coche, que nuevamente se había apagado por el frío, pero esta ves no arrancó. Sin dudar ni un segundo abrí la puerta y salí corriendo. Sabía que probablemente era inútil hacer eso porque no serviría demasiado si la bestia intentaba alcanzarme, pero con intentarlo no perdía nada.
En un principio la bestia no se percató de que yo había salido corriendo, ya que evidentemente, no gozaba de mucha inteligencia, y gracias a eso pude correr libremente unos cuantos minutos. Me detuve penando que estaba a salvo y volteé para ver si el animal estaba tras de mi, y en menos de lo esperado estaba encima mío destrozando mi cuerpo.
Milagrosamente salí con vida, sólo que ahora hay una pequeña diferencia, ya no soy dueño de mi cuerpo en las noches de luna llena.

                                                                    Fin



domingo, 21 de marzo de 2010

Nuestra muerte


                                                                                                                                                                                                           Marzo de 1998
Querido Gabriel:
                         Tantas cosas me han pasado en el último mes, y siento que eres la única persona a la que puedo confesarle todo.
El 14 de febrero mi esposa organizó una reunión familiar en mi casa para celebrar San Valentín, y nuestro aniversario número 20. En casa estábamos todos, mis papás, mi hermano, mis hermosos sobrinos y la hermana de mi mujer, sólo faltaba mi hermosa hermana menor Lorena, que por algún motivo no había llegado. Ya estábamos por servir el postre cuando sonó el teléfono. Yo esperaba que fuera Lore, que llamaba para explicarme las razones por las que no había venido. Pero no. Atendí y era de la comisaría del barrio que trágicamente me informaba que mi hermana había sido hallada muerta a tres cuadras de mi casa, con signos de un aparente ataque sexual y una bolsa de nailon en su cabeza. No podía creerlo. Deseaba que mi hermanita estuviera al lado mío riéndose de esa broma tan pesada. Pero no, lamentablemente esta, y no otra, era la realidad.
Mi celebración se convirtió en un caos cuando tuve que informarle al reto de mi familia de lo ocurrido. Los llantos de todos se podían escuchar hasta a diez cuadras de distancia, al igual que los gritos de desesperación de mi mamá.
En una especie de caravana nos dirigimos a la comisaría, con la esperanza de que hubiera sido una lamentable confusión.
Fué el momento más doloroso de mi vida cuando tuve que reconocer el cuerpo de mi hermana. Estaba tan lastimada, con muchos cortes alrededor del cuello y fuertes moretones por todo el cuerpo. Simplemente era terrible, el sólo imaginar lo que vivió mi hermana en sus últimos momentos, me hacía hervir la sangre de la rabia.
Como le tuvieron que hacer muchos exámenes al cadáver, el velatorio recién fue a los tres días de ocurrido el ataque. Es imposible describir la tristeza en nuestros corazones. En esos momentos si tenía en frente al culpable de la muerte de Lorena le hubiera desgarrado la piel con mis propias manos.
El 19 de Febrero la comisaría nos informó que había un posible implicado en el caso. En realidad un pobre perejil al que habían encontrado corriendo aquel día y a quién le habían echado la culpa. Lamentablemente en ese momento no sabía, pesaba que él había sido y deseaba matarlo más que a nada en este mundo. A las dos horas de tenerlo detenido lo liberaron por falta de pruebas y yo, que tenía un informante en la comisaría, lo seguí hasta la casa y pude saber su dirección. Al día siguiente lo fui a esperar a la puerta de la casa y en cuanto salió le di un tiro en el medio de la frente. Murió al instante. Como el arma que utilicé no estaba registrada, no me pudieron descubrir.
Viví en paz durante los próximos siete días, bueno, es una manera de decir claro. Por una parte me sentía bien por haber vengado la muerte de mi hermana, pero algo en mi interior me decía que lo que había hecho no estaba bien.
Cuando volvía de mi trabajo hacia mi casa, tuve un mal presentimiento. Ni bien bajé sentí como algo me atravesaba el estómago. Era una navaja portada por el padre del chico al que yo maté. Como era un día de partido de fútbol, nadie prestó atención a mis gritos. Me desangré en la vereda de mi casa y morí.
Ahora estoy aquí, dónde todos sueñan en llegar al morir, y cada mañana sin falta, paso a ver a mi familia. Como sabrás, todo allí es muy diferente desde que partí. Mis hijos van diario al psicólogo, mi mujer pasa dos horas diarias llorando por mi en la terraza de nuestra casa, mi hermano llora mi ausencia, la de mi hermana y la de mi madre, que se suicidó al enterarse de mi muerte, y mi padre está preso por intentar matar al hombre que me quitó la vida.
Hay amigo, si supieras la agonía por la que estoy pasando... Si tan solo hubiera reaccionado de otra manera, si me hubiera preocupado más en encontrar al verdadero culpable y hacer que lo dejaran de por vida en la cárcel, en ves de concentrarme tanto en saciar mi sed de venganza... Si tan solo no hubiera sido tan troglodita y hubiera pensado mejor las cosas, hoy estaría junto a mi familia ayudándolos a superar la terrible tragedia. Por mis errores hoy todo por lo que tanto luche, se desvaneció. Y lo peor es que sé, porque lo veo al vagar por las calles, que muchas otras personas harían lo mismo que hice yo. Por eso mi amigo es que te pregunto: tu que tienes mi mente, sabiendo lo que siento yo hoy, si tuvieras la oportunidad de retroceder el tiempo y estar en mi lugar ¿qué harías?

                                                                     Tu alma

sábado, 20 de marzo de 2010

Toda mi vida estuve buscando el amor. Yo pensaba que el amor, era encontrar a un hombre que me quisiera incondicionalmente, que no pensara en otra cosa q no fuera en sus momentos con migo, y que fuera capas de dar hasta su vida por mí. Pero hoy, que estoy posiblemente en los últimos días de mi vida pude comprender, que el amor no es eso solamente.
Me casé con un hombre maravilloso, y sé que me amó y yo lo amé, pero hoy siento que eso solamente, no cumple con las expectativas que yo tenía sobre el amor en mi vida. Hoy, comprendí que antes de mi marido y mis hijos, yo ya había encontrado el amor, y no hablo de algún noviecito que tuve antes de casarme, hablo de mis amigas.
El primer y segundo año de la primaria, lo compartí con un grupo de chicos del cual la mayoría habían estado con migo en el jardín. Al año siguiente tuve que cambiarme de colegio por motivos personales, y a todos mis amigos de esos dos años los dejé de ver, y los olvidé. En ese año ingresé a un grupo que ya estaba formado, por decirlo de alguna manera, ya que, la mayoría habían compartido sus años en el jardín. Pero aún así me integré bastante bien, y me hice de muchos amigos. Estuve en ese colegió hasta sexto año, cuando finalicé la primaria, y me tuve que cambiar a una secundaria y entonces perdí a la mayoría de mis amigos, digo la mayoría y no todos, porque gracias a Dios en esta ocasión me llevé con migo a tres de las mejores personas que conocí en toda mi vida. Estuve con ellas hasta finalizar la secundaria, y para colmo, en el tercer año, se cambió a la misma secundaria en la que estaba yo, una de mis mejores amigas de la primaria.
Ya finalizada la secundaria, cada una tomamos cursos diferentes. Una de mis amigas Karina, inauguró un negocio de ropas confeccionadas por ella misma, que, años más tarde tendría gran reputación. Andrea, otra de mis amigas, hizo un profesorado de Gimnasia, y se consagró profesora en la misma escuela en la que había estudiado años atrás. María, estudió en una academia de modelos, y se convirtió en alguien muy importante en su medio. Lamentablemente, a Paola la dejé de ver, se fue a vivir a Roma, pero estoy feliz al saber que pudo cumplir su sueño de ser una imponente artista plástica, y lo sé porque aproximadamente dos años después de decirle adiós la vi en una revista muy importante que nos mostraba las maravillosas obras que había creado. Y finalmente yo, fui a la facultad a estudiar para ser profesora de Biología, Física y Química.
Volví a compartir una gran parte de mi vida con Andrea cundo comencé a trabajar en el mismo colegió que trabajaba ella, es decir, en nuestra escuela secundaria, con María cuando nos fuimos a vivir juntas, y con Karina, cuando se consagró madrina de mi primer hija.
Hace apenas unos meses que dejé de ver a mis amigas, porque tuve un accidente que me trajo hasta aquí, hasta este hospital. Estuve en coma durante dos meses y recién hace una semana que desperté, y mis médicos me dijeron que mi condición era bastante seria. Y fue en ese momento cuando comencé a hacerme esta reflexión. Comencé a recordar, cada sonrisa, cada abraso, cada fiesta que compartimos juntas, cada llanto, cada riza, cada conversación incoherente, cada planificación no cumplida, cada baile, cada silencio, cada mirada, y en ese momento me di cuenta que en cada una de esas cosas estaba el amor, el amor de ellas para con migo y viceversa.
Desearía volver el tiempo atrás y poder disfrutar más esos momentos que compartí con las personas que me amaron y que yo amé también, aunque no me di cuenta en ese momento, pero lamentablemente eso no puede ocurrir. De todas maneras, no me arrepiento de la vida que tuve, porque aunque recién tengo 44 años y desearía poder vivir un tiempo más, sé que el tiempo vivido lo disfruté al máximo y con las personas indicadas, y pensándolo mejor, si tuviera un deseo, no sería poder vivir diez o veinte años más, mi deseo sería poder tener a mi amigas aquí con migo para no morir sin antes decirle, que las amo y que fueron el motivo de felicidad en mi vida.
Estaba a punto de finalizar de escribir esta carta cuando de repente recibí una grata visita. Eran mis amigas: Kari, Andru y Mari. Parece que mi marido me concedió el deseo, les avisó a las chicas que había salido del coma, y ellas se organizaron para venir juntas a verme, y por fin, pude decirles lo que sentía por ellas y ellas a mí. La alegría fue inmensa.
Al otro día, mi medico vino a verme para informarme de mi estado de salud reciente. Al perecer, la visita de mis amigas agregó un toque de adrenalina a mi cuerpo y a mi corazón, lo que intuyó en una importante mejora en mi enfermedad, además, ayudaron un poco los medicamentos, pero la mayor parte del crédito se la lleva la sorpresa organizada por mi amado y mis amigas. Un mes después, milagrosamente me dieron el alta y pude volver a mi vida habitual, con mis hijos, mi esposo, mi familia, y mis amigas, resumiendo, volví con la gente que amo. No sé cuanto tiempo más viviré, pero sé, que aunque muera mañana, dentro de un año o diez, puedo jactarme de haber vivido rodeada de felicidad, prosperidad y sobre todo amor.

En homenaje a mis amigas, que a pesar de no haber vivido tantas cosas a mi lado, son motivo de alegría y felicidad en mi día a día. Las amo chicas.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Alguna ves

¿Alguna vez te detuviste a escuchar el ruido de los árboles cuando sus hojas se agitan con el viento?
Yo si, suelo hacerlo, me gusta mucho, me resulta grandioso porque es como si pudieran hablarte, comunicarse con vos, y uno a la vez juega a entenderlos.
¿Alguna vez pensaste o soñaste con tener la capacidad de comunicarte con las plantas y los animales?
Yo si, me gustaría tener ese don, porque al fin y al cabo también son seres vivos, pero es algo imposible porque a pesar de que a veces con tocarlos o mirarlos te trasmitan cosas, ellos solo hablan en los cuentos maravillosos.
¿Alguna vez pensaste en qué te dirían si pudieran hablarte?
Yo si, pienso que me trasmitirían sus conocimientos, dudas y temores, que me pedirían que los cuidara, que los protegiera y que no permitiera que se extinguieran. A veces las personas me dicen que estos cuestionamientos que me hago surgen por tener mucho tiempo libre, pero yo no pienso eso, si no que son producto de mucho tiempo para pensar. La gente va por la vida creyendo que todo recurso es inagotable, y que nace y se reproduce naturalmente sin que les afecte los estragos que el hombre produce sobre ellos. Así el agua, las selvas, los minerales, la fauna y otras tantas cosas se van perdiendo. Así el mundo se va muriendo de a poco.
¿Alguna vez pensaste en las maneras de que eso no fuera así?
Yo si, y me ilusiono cuando veo que muestran un proyecto en televisión o en los diarios para proteger el medio ambiente, y me desilusiono una y otra, y otra vez al ver que por algún extraño motivo no se arreglan esos problemas y la plata destinada a eso va a para al bolsillo de algún corrupto político.
¿Alguna vez reflexionaste sobre si lo que hacías valía o no la pena?
Yo si, y en más de una ocasión pensé que lo poco que yo pudiera hacer no serviría de nada, porque yo soy a penas una hormiga en esta gran jungla de cemento, pero después volvía a pensar y e convencía de que hasta el más mínimo aporte serviría, porque quizás no soy la única que piensa así y en ves de ser una indefensa hormiguita, soy los 5 centavos que faltan para el peso.
¿Alguna vez pensaste en que nada jamás se solucionará y en darte por vencido?
Yo no, definitivamente no, porque con mi mente joven y abierta tengo la ilusión de que mucha más gente comprenda el valor de nuestra tierra, y que aprenda a cuidarla sin corruptelas ni falsas promesas, y no sé si logrará que mis futuros hijos vivan en un mundo mejor, pero después de todo lo último que se pierde es la esperanza.

Fin

lunes, 1 de marzo de 2010

El aula

Me senté en mi antiguo banco, escuche el silencio total entre las cuatro paredes y vi las sillas y pupitres que parecían ser una hoja en blanco en la que se escribía la historia de aquel día. Comencé a recordar a mis compañeros sentados en esos bancos haciendo la tarea, jugando a las cartas, y mirando revistas. El silencio que abarcaba el aula entera comenzaba a acabarse con el recuerdo de los gritos de mis amigos cuando jugaban al truco, o de las chicas cuando hablaban de algún chico lindo.
Era como volver a vivir aquel día desde un lugar de espectador, en el que aquel entonces no me había tocado estar.
Todo ocurrió tan rápido que incluso hasta el día de hoy es difícil de comprender. Aparentemente todos éramos amigos, buenos compañeros e incluso muchos profesores habían destacado a nuestro curso como el más unido de todo el instituto. Pero… Al parecer no todo era tan perfecto.
Una mañana de invierno, el profesor iba a faltar y nosotros debíamos entrar tarde, ya que nos lo habían avisado el día anterior, pero acordamos entre todos ir en horario normal al colegio para jugar, divertirnos y pasar un buen rato juntos. La vieron ingresar por la puerta del salón, pensaron que simplemente había ido al baño y estaba volviendo, pero se quedaron mirándola porque no entendían porqué estaba trabando la puerta con un banco ni qué era lo que traía en ese estuche largo y negro, y en menos de un suspiro la vieron sacar de ahí a dentro un arma, una especie de escopeta o metralleta muy moderna. Todos empezaron a gritar, nadie sabía que hacer. Los profesores de las aulas cercanas escuchaban los gritos pero pensaban que sólo era porque estaban jugando. Nadie les prestaba principal atención pero todos reaccionaron al escuchar el ensordecedor ruido de los disparos. Los preceptores, directivos y profesores corrieron hacia el lugar de donde provenían los gritos de desesperación y anteriormente los disparos. Trataban por todos los medios de abrir la puerta que se había trabado de una manera poco lógica, mientras que seguían escuchando los constantes disparos que de un segundo al otro se detuvieron. Cuando lograron abrir la puerta habían pasado a penas 30 segundos; medio minuto que modificó por completo la historia de muchas personas.
Los alumnos que habían visto crecer año tras año desde la primaria, se encontraban desvanecidos en el piso, agonizando, con lágrimas en los ojos y grandes charcos de sangre a su alrededor, y una de esas débiles criaturas con un arma en sus manos y agachada en el suelo.
Cuatro adultos se aproximaron a la culpable de la masacre, otros a los chicos que estaban heridos y a los pobres niños que habían presenciado todo lo ocurrido que se encontraban inmovibles.
No alcanzaron las ambulancias, ni lo que los profesores pudieran hacer. Más de la mitad del curso falleció ese día, más de 15 chicos dijeron sus últimas palabras, más de 15 luces se apagaron, más de 15 jóvenes dieron su último respiro.
Tras lo ocurrido en mi escuela, ya nada era como antes. La directora, vise directora, preceptora e incluso la portera fueron despedidas. Los muchachos y muchachas que sobrevivieron, quedaron con grabes problemas psicológicos, y muchos otros chicos, de otros cursos se fueron también de la institución. Los que decidieron quedarse pensando que había sido culpa de aquella desquiciada chica y no del colegio, no se atreven ni siquiera a pasar por la puerta del salón donde ocurrió todo, por miedo, por superstición o respeto.
En esta aula tan confortable en la que transcurrió el horror, aún quedan marcadas las huellas del mismo. Las marcas de balas y de las manos con sangre de los chicos, a pesar de que intentaron taparles, siguen estando tan claras como aquel día en las paredes y en el suelo.
La escuela por respeto y en memoria a los chicos que fallecieron aquella mañana de invierno clausuró el salón, lo cerraron con candado y no ha sido vuelto a abrir desde hace ya casi 10 años.
Yo necesitaba volver a aquí y por eso me infiltré en esta noche tan fría con las estrellas alumbrando mi camino. Entré por la ventana y aquí estoy, sentada en mi vieja silla, y pensando en cómo es posible: que alguien pueda matar de un modo tan cruel a las personas que quería, que tras un juicio de meses declararan a una completa acecina inimputable por estar loca, que tras a penas 8 años la consideraran rehabilitada y le dieran el alta en el siquiatra. Pero principalmente no logro comprender como un ser con una mente tan podrida puede vivir dentro de mí.


                                                                       Fin



domingo, 28 de febrero de 2010

Un tren en la niebla


Toc-Toc-Toc. Ese fue el sonido que produjo el señor Topitole al golpear la puerta de su vecino, Matías Bartocelli, para entregarle la correspondencia que había dejado el cartero por error en su casa, como ocurría en la mayoría de las veces.
- Muchas gracias Señor Topitole, una vez más se lo agradezco, me pregunto ¿cuándo se dignará esta gente a dejarme las cartas en mi buzón?-
- ¿Pero qué es lo que usted pretende?, las cosas hoy en día van de mal en peor y nadie hace nada, yo te dijo muchacho esto en mis tiempos no era así, los carteros...-
- Discúlpeme vecino mío, pero estoy muy ocupado en este momento. Nuevamente le agradezco por su gesto, y ahora si me permite voy a seguir con mi labor.-
- Está bien muchacho no te preocupes, ¡y a ver cuando te pasas por mi casa así charlamos un rato y me cuentas cómo va tu vida!-
- No se preocupe que pronto será, en cuanto me desocupe de todo este trabajo que tengo le prometo que lo voy a ir a visitar. Asta luego señor Topitole, y que tenga usted buen día.-
Así rápidamente el hombre de la correspondencia se despidió de su vecino, dejó las cartas en la mesa del comedor y siguió con lo que estaba haciendo.
Mas tarde en horas de la noche, Matías, ya librado de sus obligaciones se sentó a descansar y recordó la correspondencia que había dejado olvidada en la mesa, y se dispuso a verla. Dos de aquellas cartas eran impuestos a pagar, y la tercera y quizás más importante era una notificación de defunción que le había mandado la vecina de su tía, en la cual le notificaba que la misma había sufrido un paro cardiaco en el que encontró la muerte.
En ese momento el hombre sintió una profunda angustia al recordar que aquella casa en la que su tía había muerto, era la misma en la que aquella bondadosa mujer lo había criado al quedarse huérfano.
En esa misma carta la mujer le notificaba a Matías que al ocurrir esto, el hijo menor de su tía ,Gustavo, se había quedado sin tutor alguno, y que ella misma se encargaba de él en ese momento pero no podía hacerlo en el futuro por el echo de que el jovencito fuera enfermo y ella no de su familia. En ese momento el hombre no dudó en pensar que él se haría cargo, pero por supuesto no abandonaría su vida en la ciudad, así que a cabo de dos días abordó un micro que lo llevara al pueblo donde vivía su desdichado pariente, para así convencerlo de que se mudara con él y vivir juntos.
Al llegar notó que ese pueblito de pocos habitantes no era lo que él recordaba. En aquellos lejanos tiempos de su niñez, era un lugar hermoso, lleno de naturaleza y espacios verdes para poder jugar. Pero al mirar a su alrededor pudo notar que ese lugar tan vivo se había convertido ya en un pueblo fantasma, por decirlo de alguna manera.
Cuando llegó a la casa de la vecina de su tía, Doña Clarisa, la mujer le contó con más detalle que era lo que había pasado y cuales eran sus obligaciones para con su primo, pero también le aclaró una cosa:
- Mire, yo a usted no lo conozco y lo único que nos une en este momento es el bienestar físico y mental de Gustavo. Como usted ya sabe, el es un niño enfermo, que ah recibido un golpe muy fuerte recientemente, y lo más aconsejable es que valla preparándolo de a poco con el tema de la mudanza. Es un cambio muy brusco y yo creo que no le haría bien si usted no lo maneja debidamente.
- Yo estoy totalmente de acuerdo con usted, pero entienda también, que yo tengo una vida en la ciudad, tengo una casa que mantener, tengo un trabajo al cual asistir, y otras tantas obligaciones que se verán seriamente afectadas si yo me demoro mucho con este trámite.-
- ¡Pero entienda que no es un tramite! ¡Estamos hablando de una persona que sufre! ¡De un ser humano por favor!-
- Sepa usted disculpar mi mala manera de expresarme, no quise decir eso, es que es una frase a la que estoy acostumbrado por mi oficio. Yo entiendo lo que usted me dice y me doy cuenta de que está en lo correcto indudablemente. De todas maneras yo ya había pensado que algo de esto se iba a presentar y por eso pedí tres días, a demás de el de hoy y traje unas cuantas ropas mías para los días que estaré aquí y voy a hablar a mi trabajo para ver si me pueden dar algunos días más, y así poder encargarme debidamente de mi primo.-
- Pues bien, aquí tiene las llaves de la casa de su tía para que valla instalándose y no dude en llamarme si se le presenta algún contratiempo.-
- Se lo agradezco infinitamente, y lo mismo le digo.-
Matías salió del hogar de su vecina temporánea, y entro a la casa que lo había visto crecer. Todo estaba muy añejado, sucio y algunos muebles rotos, y se entristeció al recordar en el buen estado en el que la mantenía su tía.
Se le pasó el día limpiando, guardando sus cosas y charlando con su primo. A la hora de descansar, se quedó profundamente dormido vencido por el sueño, pero algo lo despertó en medio de la silenciosa noche. Un repentino ruido de motor de tren, que aturdió los oídos de el hombre durante aproximadamente siete minutos. Luego de esto volvió a caer en el profundo sueño.
Al otro día, después de desayunar, Matías fue a la parte trasera de la casa a ver si podía observar las vías del tren que escuchó la noche anterior, ya que lo escuchaba fuertemente, como si lo tuviera pegado al oído. Al encontrar lo que buscaba, se sorprendió al darse cuanta de que había caminado cerca de doscientos metros hasta llegar ahí, pero despejó sus dudas al pensar que seguramente al no haber tantas cosas que obstruyeran el sonido, se escucharía mas claro.
Esa misma tarde fue al almacén del pueblo a comprar provisiones para los próximos cinco días y le hizo un comentario al almacenero;
- ¿Qué tarde que pasa el tren por el pueblo no?-
- ¿De qué habla joven? Hace cerca de diez años que el tren no pasa por el pueblo. Después de aquél trágico accidente que se llevó más
de cien personas, ningún tren volvió a pasar por nuestras vías.-
- Disculpe señor pero claramente anoche yo escuché el motor de el tren, eso me desveló de mis sueños, y no me diga que no porque yo no estoy loco.-
- Bueno quizás lo soñó. Yo no me equivoco al decirle que el tren no pasa más por aquí, ¿si no por qué cree usted que este pueblo a perdido tanto turismo? Por que ya la gente no puede venir.
- Sí, quizás tenga razón y yo lo halla soñado.-
El hombre contestó eso pero no era lo que pensaba, porque él estaba seguro de que no había sido un sueño y a demás notó la rara actitud que tenía el almacenero mientras le contestaba, como si tuviera algo que ocultar. De todas maneras, decidió no seguir investigando y fue directo para su casa.
El día pasó sin penas ni glorias. En la noche, nuevamente Matías estaba agotado, hacer de padre con su primo era bastante duro para él, y volvió a caer en un profundo sueño. Mientras soñaba, volvió a despertarlo el ruido del motor y el silbato del misterioso tren. En esta ocasión, a pesar de que estaba muy cansado, se apresuró a acercarse a la ventana que daba justo a la parte trasera de la casa donde a pocos metros se encontraban las vías, para ver el tren, pero la espesa niebla que solía aparecer durante la noche en este extraño pueblo no le permitió ni siquiera divisarlo.
Al otro día después del almuerzo, Matías fue con su primo a la casa de su vecina doña Clarisa, y entre otras cosas le comentó su curiosidad con respecto a el tren que lo desvelaba durante las noches, y aquella mujer tubo las mismas contestaciones y actitudes que el dueño del almacén con el que el hombre había hablado el día anterior.
Ya estas cosas comenzaban a llamar seriamente la atención del joven de ciudad y habían unas preguntas que no podía sacar de su cabeza: ¿me ocultarán algo? ¿Qué quieren tapar? ¿Por qué el tren pasará a esas horas de la noche?, entre otras.
Esa noche a pesar de que como todos los días, estaba muy cansado, decidió dejar a los pies de su cama una bata y unas alpargatas para poder salir al patio trasero y acercarse al menos unos metros al tren y así cerciorarse de que en verdad existía o todo lo contrario. Y así ocurrió, esa noche volvió a despertarlo ese ensordecedor ruido y sin esperar, se puso la bata y el calzado y se dirigió a las vías.
Cuando se había acercado serca de setenta metros, pudo ver el tren. Era bastante antiguo y estaba en muy mal estado, pero aún así no lograba verlo a la perfección por causa de la niebla. Se acercó varios metros más, estaba aproximadamente a cinco metros del vehículo, pero aún así no veía a los pasajeros del mismo, y de repente una enorme ventolina empujó a Matías hacia adentro del tren. Lo que vio en ese momento lo dejó muy impactado e inmovilizado. En primer lugar las paredes del tren parecían haberse construido con materiales expuestos al fuego, es decir, estaban quemadas, pero eso no fue todo, los pasajeros eran seres horripilantes ante el ojo de el desdichado humano, su aspecto era de piel quemada en muchos de ellos, sus cuerpos mutilados, con grabes heridas, sus caras tristes y daban mucho miedo.
Cuando quiso salir, ya era demasiado tarde porque las puertas ya se habían serrado. Al ver que no podía escapar hasta la próxima parada, trató de tranquilizarse y al levantar la vista observó que todos aquellos seres que lo atemorizaban lo estaban mirando fijamente. En un principio el quiso ayudar a una mujer que se encontraba a su lado, es decir, hacer algo para curarle las heridas, pero se asombró al querer poner su mano en el hombro de ella y que la misma la atravesara, es decir, era como el viento, no podía tocarla. En ese momento se dio cuenta de que no se trataba de una persona como él sino de un espíritu. Corrió hasta llegar a la otra punta del vagón, y a medida que lo hacía iva atravesando los cuerpos de los otros entes, al llegar a la puerta, voltio para ver hacia atrás y observó que ellos se acercaban hacia él. En ese momento abrió la compuerta y se dirigió al otro vagón, y allí se encontró con el mismo escenario, una y otra ves, en los distintos vagones, diferentes personas pero en similares estados. Corrió y corrió hasta llegar a un vagón que estaba vacío, es decir, con asientos pero sin esos extraños seres. Se sentó en el suelo entre dos asientos; estaba muy asustado y se largó a llorar. En un momento comenzó a escuchar una risa de niño bastante diabólica que lo aterrorizó aún más. Empezó a mirar a su alrededor, y como el sonido no cesaba, escondió su cabeza entre sus piernas y se mantuvo en silencio y quieto, y de pronto... La riza se detuvo. Matías levantó su cabeza y vio frente a él un niño de aproximadamente diez años, pálido con ojos totalmente negros, ropa desprolija y una gran mancha de sangre sobre su estómago. El tenebroso niño se encontraba a menos de veinte centímetros del hombre.
Un inconfundible gesto de terror y miedo invadió el rostro del desdichado hombre. El niño soltó una sonrisa sobre su rostro y comenzó a correr de un lado a otro en el vagón. Matías, muy asustado decidió hacer lo mismo que en las ocasiones anteriores y salir por la puerta del vagón, pero al llegar a ella se encontró con que estaba trabada y no podía abrirla. En ese momento sintió un escalofrío en su espalda y era que allí se encontraba el tenebroso niñito, él se percató de ello y decidió permanecer inmóvil. Al instante comenzó a sentir un inmenso dolor en todo su cuerpo y luego se sintió caer. Se había desmallado.
Horas más tarde el hombre despertó y comenzó a ver en sus manos rasguños tan fuertes que habían llegado a desgarrar su piel, y al ponerse de pié y verse reflejado en una ventanilla, pudo darse cuenta que aquellas horribles marcas se encontraban ya en todo su cuerpo. Volvió a intentar abrir la compuerta y esta vez logró hacerlo, y rápidamente escapó hacia el vagón continuo. Una sorpresa tras otra. Al entrar a ese vagón era como entrar al mismísimo infierno: estaba en llamas, las paredes eran rojas como la lava y en la otra punta del vagón un hombre semejante en aspecto al diablo. Comenzó a reír de una manera tan malévola como la del niñito pero tres veces más resonante y aterradora. Matías se aterró y comenzó a correr y a su vez el ente maléfico empezó a dar vueltas a su alrededor, a lastimarlo y lastimarlo. Al dejarlo él intentó salir de ahí y se aproximó a la compuerta más cercana arrastrándose por el suelo y la abrió. En ese momento comprendió que el mal jamás terminaría, y entonces juntó todas sus fuerzas y se paró en la unión entre ambos vagones, una situación muy peligrosa cuando tienes la poca estabilidad del muchacho en ese momento. El sabía eso y sin embargo continuó, y al estar totalmente erguido se dejó caer.
De repente sintió que estaba dormido y al abrir los ojos, se encontraba nuevamente en el primer vagón al lado de aquella mujer que lo había aterrorizado tanto al ingresar en aquel tren, y ella le dijo con una voz silenciosa y quebrada:
- Ya no debes temer. Ahora eres uno de nosotros, has muerto en este tren, al igual que nosotros y aquí deberás quedarte hasta que llaguemos a nuestra meta.
- No entiendo lo que dices, ¿yo estoy muerto verdad? Lo recuerdo pero, ¿cuando llagaremos a nuestra meta?
- Hace nueve años todos lo ocupantes de este tren morimos en un incendió que se produjo aquí adentro, y desde ese momento las maquinarias de este tren no han sido repuestas y sin embargo nosotros seguimos andando, noche tras noche. Un conocimiento nuevo a ingresado a nuestras mentes luego de aquella trágica noche. Si a cabo de diez años logramos conseguir que nadie muera en este tren, llegaremos a nuestra meta. Estábamos a punto de lograrlo, un solo año más, tratamos de advertírtelo para que no interfirieras, por eso nos cruzábamos en tu camino, para que te quedaras con nosotros y no murieras, pero te dejase llevar por el miedo y terminantes haciendo exactamente lo que no debías hacer. Ahora gracias a ti debemos esperar otros diez años, si tenemos la suerte de que otro curioso no repita la historia. Ahora solo resta esperar.
- Diez años en un tren fantasma esperando llegar a un lugar que ni siquiera conozco, sin esperanza de poder llevar una vida común y corriente, tener hijos, una mujer, una casa, ya nada de eso es posible porque ¡Estoy muerto!¡¿Que puede ser peor que esto?!
- El día en el que se repita la fecha de tu muerte, solo espera y verás.

Fin

sábado, 27 de febrero de 2010

Teoría Monoeólica


Programa en vivo, sobre la teoría de un sabio filósofo sobre lo que ocurrirá en el futuro 2012:

Desde el comienzo de los tiempos, el mono ha sido el mayor depredador en la tierra. Empezando en la prehistoria, podemos reconocer las notables influencias de nuestro amigo el primate. Los informes muestran q el mayor predador de aquel entonces, el Tiranosaurio Rex, ha sido derrotado en batallas por el mono. Miles de años después en la invasión europea en América, se han registrado numerosas peleas contra los colonizadores, guiadas y en ocasiones peleadas por los monos.
La pregunta primordial sería: ¿Por qué no habíamos escuchado antes de estas luchas? Y la respuesta es clara: es una conspiración mundial del gobierno para desvalorizar a esta especie y agrandar o en alzar a la nuestra.
Otro cuestionamiento es: ¿Por qué si los monos tienen tanto poder, no se impusieron ante nuestra especie? A eso vamos cuando nos referimos a confabulación monoeólica. Buscan que nosotros conformemos una lengua, economía, ciencia, hogares y otras cosas, y luego invadirnos, gobernarnos, utilizar a unos como esclavos y a otros matarnos, y así, poseer todos nuestros vienes sin haber hecho ningún esfuerzo.
Los políticos saben sobre esta profecía, predicha hace varios siglos por un filósofo que nadie jamás reconoció0 como tal por sus serios delirios mentales, llamado Cucudamos, por eso han creado lugares de retención simeal que nosotros conocemos como los famosos Zoológicos. Estos centros no son para que los niños conozcan sobre animales, como ellos quieren hacernos creer, sino para tener a los monos controlados y en caso de invasión tomarlo9s como rehenes.
Esta profecía está predicha para el 2012, y marcará un fin en el mundo que nosotros conocemos y un comienzo en el monolítico. Al ver como van las cosas hoy en día, como nos dirigen los gobiernos, creo que la mejor solución es coger una pistola y/o escopeta, y salir a matar cuanto mono se le cruce en el camino.
Atención, me acaban de informar que estamos recibiendo una visita en el canal, al parecer… si, si está confirmado, son monos!! Aparentemente quieren invadir nuestro canal!! ... ALLUDA!!!

Conexión fallida

15 minutos más tarde:

Conexión restaurada

Atención, le informamos a los televidentes que todo se encuentra en perfecto control. Queremos informarles que los monos no son malos, en lo más mínimo, son perfectos y mentalmente superiores, los amamos y son nuestros nuevos dioses. Le aconsejamos a la comunidad que salga a la calle y comienza a alabar a nuestros nuevos señores.

Fin

 
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